Todos aquellos que convivimos con un adolescente, sabemos lo duro que es esta etapa en las relaciones familiares. Esta relación tan especial es algo que ha ocurrido siempre, en todos los tiempos, pero nuestros padres y antecesores no tuvieron que lidiar con un móvil.
El adolescente frente a su móvil sufre una pérdida de la noción del tiempo y el espacio, no es capaz de asimilar el tiempo que puede llegar a pasar delante de su pantalla. El móvil forma parte de su día a día y puede llegar a sentirse “desnudo” si sale de casa sin él. Sin el móvil puede sentir ansiedad y demostrar mal carácter, síntoma de la abstinencia. Y lo peor de todo, un aislamiento de la compañía presencial, ya que está rodeado virtualmente de sus amigos, denominado phubbing, menosprecio a la compañía por prestar más atención al móvil que a las personas que nos rodean.
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¿Qué hacen con su móvil? las estadísticas confirman que las tres aplicaciones que más usan los adolescentes y más tiempo les absorben delante del móvil son:
- Instagram, una red social de fotografía que cumple con los requisitos de aceptación social al compartir en forma de álbum de fotos sus momentos preferidos, además de la popularidad al tener muchos seguidores y un número elevado de “Me gusta” en sus fotografías.
- WhatsApp, una aplicación de mensajería instantánea que les permite organizarse en grupos y dialogar constantemente con amigos que se encuentran cerca o lejos, la inmediatez les permite estar al tanto de cotilleos rápidamente.
- Snapchat, una aplicación que combina mensajería instantánea con el envío de fotos de una forma peculiar, es decir, las fotografías recibidas se eliminan (en teoría) pasado un tiempo, lo que favorece que los jóvenes se lancen a mandar imágenes que no enviarían por otro lugar.
Y ¿cómo luchamos con un adolescente y su móvil? no existe fórmula mágica pero algunos trucos entre todos podemos aportar para “lidiar” esta etapa…
- Un primer consejo debe ser, predicar con nuestro propio ejemplo, si nuestro hijo desde pequeño nos observa en reuniones familiares o de amigos, pendientes de nuestro móvil para enseñar esto o aquello… no vale el “consejos vendo, pero para mí no tengo”, son imitadores de conductas.
- Hablar y educar sobre el envío y peligros de compartir ciertas fotografías con terceros, y las comunicaciones por el móvil, recordando que lo que sube a Internet… en Internet se queda, y lo escrito, escrito está.
- Marcar límites de horarios y conductas ante el móvil y la conexión a Internet, por ejemplo, un rato al finalizar el día, después de haber realizado las tareas cotidianas y no antes.
- Restringir los dispositivos en la mesa, no utilizarlos nadie en las horas de comidas y cenas en familia. Son momentos para contarse el día y conversar (lugares libres de móviles).
En resumen, paciencia, educación y ánimo, y si todo falla… siempre puedes recordarle que el contrato está a tu nombre y “secuestrar el móvil” unos días ;-).
La adolescencia es una etapa maravillosa aunque a veces sea tu peor pesadilla. ¿Qué trucos usas tu para lidiar con su móvil?